SAN MIGUEL DE ESCALADA
San Miguel de Escalada era un monasterio ubicado cerca del pueblo del mismo nombre, en el municipio de Gradefes, provincia de León. Está ubicado en el Camino de Santiago, a 27 km de la ciudad de León. Del monasterio se conserva actualmente solamente el templo. El monasterio fue consagrado en el año 913 por el abad Alfonso, que había llegado a León junto a otros monjes desde Córdoba.
Obra mozárabe para algunos autores, estaría incluida dentro del denominado arte de repoblación. El templo mozárabe fue construido reaprovechando materiales de épocas anteriores, visigótica y romana. Tiene la categoría de Monumento nacional desde 1886.
Antes de la construcción del templo mozárabe se encontraba en este lugar un templo visigótico, del que se han descubierto partes de la fábrica bajo la actual iglesia. El templo visigótico sería destruido por los musulmanes en el siglo VIII.
En el año 912 emigraron del emirato de Córdoba a tierras del Reino de León un grupo de monjes encabezados por el abad Alfonso, levantando de las ruinas allí presentes el templo. La construcción tardó 12 meses, contando con la mano de obra de la comunidad monástica, concluyéndose en el año 913 reinando entonces García I y consagrándose por el obispo San Genadio de Astorga el día 20 de noviembre del 914, domingo, tal como publica Padre Risco en 1786 en España Sagrada, tomo XXXV, p. 311. El monasterio recibió sus tierras de la corona leonesa.
El templo se levantó con materiales reaprovechados de edificios de época romana y visigoda, observando aún hoy en el muro el reaprovechamiento de lápidas, entre ellas, una inscripción visigótica. Las columnas que soportan el pórtico son anteriores a la época musulmana y de época romana los fustes en sus extremos superiores. En esto está la clave de que el edificio tardase tan solo doce meses en finalizarse, pues los materiales de construcción se encontraban en las inmediaciones y no tuvieron coste alguno.
Buena muestra de este reaprovechamiento es el pórtico meridional, realizado en dos fases constructivas distintas: los siete arcos occidentales, con sus columnas y capiteles, de estilo califal, obra "mozárabe" del siglo X, conservando aún parte del alfiz, y los restantes, a oriente, claramente reaprovechados, pues a los capiteles les falta una de las caras, como para ser adosados a pilares o paredes. En el siglo XI, con el transcurso del tiempo, el monasterio llegó a tener cierta importancia, siendo propietario de tierras y poblados. De esta época data la torre románica, último elemento construido.
Con la desamortización se abandona el monasterio y desaparecen las dependencias monásticas, por lo que hoy sólo restan la iglesia y la torre y capilla de San Fructuoso, estas últimas de estilo románico. En 1886 el templo fue catalogado como monumento nacional; citando lo siguiente en la introducción:
Existe en la provincia de León un monumento arquitectónico, que si es pequeño por sus dimensiones, es grande é importante por su mérito artístico y por los recuerdos históricos que atesora.
San Miguel de Escalada era un monasterio ubicado cerca del pueblo del mismo nombre, en el municipio de Gradefes, provincia de León. Está ubicado en el Camino de Santiago, a 27 km de la ciudad de León. Del monasterio se conserva actualmente solamente el templo. El monasterio fue consagrado en el año 913 por el abad Alfonso, que había llegado a León junto a otros monjes desde Córdoba.
Obra mozárabe para algunos autores, estaría incluida dentro del denominado arte de repoblación. El templo mozárabe fue construido reaprovechando materiales de épocas anteriores, visigótica y romana. Tiene la categoría de Monumento nacional desde 1886.
En el año 912 emigraron del emirato de Córdoba a tierras del Reino de León un grupo de monjes encabezados por el abad Alfonso, levantando de las ruinas allí presentes el templo. La construcción tardó 12 meses, contando con la mano de obra de la comunidad monástica, concluyéndose en el año 913 reinando entonces García I y consagrándose por el obispo San Genadio de Astorga el día 20 de noviembre del 914, domingo, tal como publica Padre Risco en 1786 en España Sagrada, tomo XXXV, p. 311. El monasterio recibió sus tierras de la corona leonesa.
El templo se levantó con materiales reaprovechados de edificios de época romana y visigoda, observando aún hoy en el muro el reaprovechamiento de lápidas, entre ellas, una inscripción visigótica. Las columnas que soportan el pórtico son anteriores a la época musulmana y de época romana los fustes en sus extremos superiores. En esto está la clave de que el edificio tardase tan solo doce meses en finalizarse, pues los materiales de construcción se encontraban en las inmediaciones y no tuvieron coste alguno.
Buena muestra de este reaprovechamiento es el pórtico meridional, realizado en dos fases constructivas distintas: los siete arcos occidentales, con sus columnas y capiteles, de estilo califal, obra "mozárabe" del siglo X, conservando aún parte del alfiz, y los restantes, a oriente, claramente reaprovechados, pues a los capiteles les falta una de las caras, como para ser adosados a pilares o paredes. En el siglo XI, con el transcurso del tiempo, el monasterio llegó a tener cierta importancia, siendo propietario de tierras y poblados. De esta época data la torre románica, último elemento construido.
Con la desamortización se abandona el monasterio y desaparecen las dependencias monásticas, por lo que hoy sólo restan la iglesia y la torre y capilla de San Fructuoso, estas últimas de estilo románico. En 1886 el templo fue catalogado como monumento nacional; citando lo siguiente en la introducción:
Existe en la provincia de León un monumento arquitectónico, que si es pequeño por sus dimensiones, es grande é importante por su mérito artístico y por los recuerdos históricos que atesora.
Siglo XXI
Tras una fuerte presión popular para la puesta en valor del monumento, la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha el proyecto Escalas, que en una primera fase han supuesto la restauración de las cubiertas de la iglesia mozárabe, de la capilla romana, así como de el muro de contención ante las fachadas Oeste, Norte y Este del conjunto, permitiendo además la construcción de un sistema de drenaje y conducción de pluviales. Conjuntamente a las labores de recuperación, la primera fase ha supuesto un estudio arquitectónico completo del complejo para definir las pautas de restauración a seguir.
La segunda fase, planteada para 2010, contempla liberar visualmente la fachada meridional de elementos ajenos, reordenando la señalización y habilitando un aparcamiento en las inmediaciones. Junto a ello se procedería a la museización del templo, ampliando el horario de visitas y los días en los que es visitable el monumento.
Tras una fuerte presión popular para la puesta en valor del monumento, la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha el proyecto Escalas, que en una primera fase han supuesto la restauración de las cubiertas de la iglesia mozárabe, de la capilla romana, así como de el muro de contención ante las fachadas Oeste, Norte y Este del conjunto, permitiendo además la construcción de un sistema de drenaje y conducción de pluviales. Conjuntamente a las labores de recuperación, la primera fase ha supuesto un estudio arquitectónico completo del complejo para definir las pautas de restauración a seguir.
La segunda fase, planteada para 2010, contempla liberar visualmente la fachada meridional de elementos ajenos, reordenando la señalización y habilitando un aparcamiento en las inmediaciones. Junto a ello se procedería a la museización del templo, ampliando el horario de visitas y los días en los que es visitable el monumento.
El edificio
Estructura
La planta del templo es basilical de tres naves, separadas por arquerías sobre columnas, algunas reaprovechadas, sobre las que descansan arcos de herradura. La cabecera, recta al exterior, alberga tres ábsides de planta ultrasemicircular. Entre las naves y las capillas se encuentra un lugar delimitado por canceles y un airoso iconostasio. Su iluminación sigue la tradición de las iglesias paleocristianas, con ventanas practicadas en el muro volado de la nave central y en los ábsides. Cada capilla se cubre, interiormente, con bóvedas ultrasemicirculares y gallonada, a la manera de los viejos modelos orientales e islámicos. El resto, se cubriría con armadura de madera vista, sustituida, en la actualidad, por otra más compleja y algo más moderna. Al exterior, se corona con tejado a dos y una vertiente, con amplios aleros soportados por modillones de rollos.
La torre es ya del siglo XI, con estribos muy gruesos. Originalmente tenía tres plantas. Una puerta con arco de medio punto, que da paso a la capilla de San Fructuoso (también llamada "Panteón de Abades") tiene como tímpano un cancel reaprovechado. En esta torre destaca el ventanal del muro oeste con un doble arco de herradura que, aunque de época románica, imita al que se encuentra en el extremo occidental del pórtico.
Uso
La planta del templo es basilical de tres naves, separadas por arquerías sobre columnas, algunas reaprovechadas, sobre las que descansan arcos de herradura. La cabecera, recta al exterior, alberga tres ábsides de planta ultrasemicircular. Entre las naves y las capillas se encuentra un lugar delimitado por canceles y un airoso iconostasio. Su iluminación sigue la tradición de las iglesias paleocristianas, con ventanas practicadas en el muro volado de la nave central y en los ábsides. Cada capilla se cubre, interiormente, con bóvedas ultrasemicirculares y gallonada, a la manera de los viejos modelos orientales e islámicos. El resto, se cubriría con armadura de madera vista, sustituida, en la actualidad, por otra más compleja y algo más moderna. Al exterior, se corona con tejado a dos y una vertiente, con amplios aleros soportados por modillones de rollos.
La torre es ya del siglo XI, con estribos muy gruesos. Originalmente tenía tres plantas. Una puerta con arco de medio punto, que da paso a la capilla de San Fructuoso (también llamada "Panteón de Abades") tiene como tímpano un cancel reaprovechado. En esta torre destaca el ventanal del muro oeste con un doble arco de herradura que, aunque de época románica, imita al que se encuentra en el extremo occidental del pórtico.
Uso
Cada uno de los espacios descritos tenía su función específica en la actividad cotidiana del monasterio. La nave era el lugar que ocupaba el pueblo durante la celebración litúrgica. Los ábsides, con sus altares, eran recintos sacralizados a los que tenían acceso solamente el clero oficiante, mientras que la zona intermedia se destinaba, probablemente, al coro.
Esta distribución tan jerarquizada del espacio interior se debe, en parte, a la reminiscencia del pasado, que a su vez, recoge aspectos de la liturgia oriental. Así queda aún patente en la liturgia ortodoxa bizantina y en el ceremonial copto. Físicamente se observan vestigios de tal compartimentación en los bellos canceles, ornados de relieves, al lado de las arquerías del iconostasio. De el pendía el velumo cortina que se abría o cerraba según el momento del culto para dejar visible o cegado el altar a los fieles allí presentes.
Cada uno de los espacios descritos tenía su función específica en la actividad cotidiana del monasterio. La nave era el lugar que ocupaba el pueblo durante la celebración litúrgica. Los ábsides, con sus altares, eran recintos sacralizados a los que tenían acceso solamente el clero oficiante, mientras que la zona intermedia se destinaba, probablemente, al coro.
Esta distribución tan jerarquizada del espacio interior se debe, en parte, a la reminiscencia del pasado, que a su vez, recoge aspectos de la liturgia oriental. Así queda aún patente en la liturgia ortodoxa bizantina y en el ceremonial copto. Físicamente se observan vestigios de tal compartimentación en los bellos canceles, ornados de relieves, al lado de las arquerías del iconostasio. De el pendía el velumo cortina que se abría o cerraba según el momento del culto para dejar visible o cegado el altar a los fieles allí presentes.
Ornamentación
Adosado al muro sur aparece un pórtico rematado en arcos de herradura que recoge la tradición del modelo del Arte asturiano como el de San Salvador de Valdediós y, a su vez, pudo servir de precedente a otras posteriores románicas de las tierras del Duero. Especial atención merece la ventana geminada situada en el muro que cierra el pórtico en su lado occidental. Se trata de un vano doble con columnilla central y dos arquillos de herradura. Se enmarca en un alfiz que interrumpe la línea de imposta.
Los arcos de esta ventana, así como los del resto del templo son de herradura muy pronunciada, un tipo de arco utilizado con anterioridad, como elemento decorativo, en estelas romanas paganas, de las que tenemos algún ejemplo, en el museo de León. Desde el punto de vista constructivo se empleó en las iglesias visigodas, si bien, su peralte no era tan acusado y algunos otros elementos de su trazado difieron de estos modelos del siglo X. No hay duda por tanto que, a la tradición del pasado hispano se añadieron los nuevos esquemas del arco de herradura desarrollado dentro del mundo islámico, tanto peninsular como norteafricano. Las cubiertas son de madera, estando la central decorada con pinturas del siglo XV.
La ornamentación esculpida de San Miguel de Escalada es muy rica, centrándose en frisos, capiteles, canceles, celosías, etc. Predomina la decoración vegetal tales como racimos, hojas ó palmeras, aunque también existen motivos geométricos como mallas y trenzados y zoomórficos como aves picoteando racimos de vid.
Adosado al muro sur aparece un pórtico rematado en arcos de herradura que recoge la tradición del modelo del Arte asturiano como el de San Salvador de Valdediós y, a su vez, pudo servir de precedente a otras posteriores románicas de las tierras del Duero. Especial atención merece la ventana geminada situada en el muro que cierra el pórtico en su lado occidental. Se trata de un vano doble con columnilla central y dos arquillos de herradura. Se enmarca en un alfiz que interrumpe la línea de imposta.
Los arcos de esta ventana, así como los del resto del templo son de herradura muy pronunciada, un tipo de arco utilizado con anterioridad, como elemento decorativo, en estelas romanas paganas, de las que tenemos algún ejemplo, en el museo de León. Desde el punto de vista constructivo se empleó en las iglesias visigodas, si bien, su peralte no era tan acusado y algunos otros elementos de su trazado difieron de estos modelos del siglo X. No hay duda por tanto que, a la tradición del pasado hispano se añadieron los nuevos esquemas del arco de herradura desarrollado dentro del mundo islámico, tanto peninsular como norteafricano. Las cubiertas son de madera, estando la central decorada con pinturas del siglo XV.
La ornamentación esculpida de San Miguel de Escalada es muy rica, centrándose en frisos, capiteles, canceles, celosías, etc. Predomina la decoración vegetal tales como racimos, hojas ó palmeras, aunque también existen motivos geométricos como mallas y trenzados y zoomórficos como aves picoteando racimos de vid.
El Beato de San Miguel de Escalada
El conocido como Beato de San Miguel de Escalada es uno de los primeros códices realizados en época mozárabe, en fecha incierta (entre 922 a 958). Es un códice en donde se copió y minió el manuscrito Comentario al Libro del Apocalipsis del Beato de Liébana.
El nombre de este códice se debe a que se sabe que fue iluminado a petición del Abad Víctor del monasterio de San Miguel de Escalada (cenobii summi Dei nuntii Micaelis arcangeli). Este trabajo fue realizado por el reconocido maestro iluminador Magius, cuyo nombre aparece citado (Maius quippe pusillus). Parece probable que fuera realizado en el monasterio de San Salvador de Tábara, al que pertenecía Magius, donde murió y fue enterrado en el año 968.
Actualmente este Beato se encuentra en la Biblioteca Morgan de Nueva York.
El conocido como Beato de San Miguel de Escalada es uno de los primeros códices realizados en época mozárabe, en fecha incierta (entre 922 a 958). Es un códice en donde se copió y minió el manuscrito Comentario al Libro del Apocalipsis del Beato de Liébana.
El nombre de este códice se debe a que se sabe que fue iluminado a petición del Abad Víctor del monasterio de San Miguel de Escalada (cenobii summi Dei nuntii Micaelis arcangeli). Este trabajo fue realizado por el reconocido maestro iluminador Magius, cuyo nombre aparece citado (Maius quippe pusillus). Parece probable que fuera realizado en el monasterio de San Salvador de Tábara, al que pertenecía Magius, donde murió y fue enterrado en el año 968.
Actualmente este Beato se encuentra en la Biblioteca Morgan de Nueva York.
http://www.turismo-prerromanico.com/monumento/san-miguel-de-escalada-20130403144254/
Notas previas
- Fue declarada Monumento Nacional en 1886 después de una primera campaña de restauracián en 1874, a la que siguieron otras dos a finales del siglo XIX y varias actuaciones en la segunda mitad del XX.
- En la actualidad está en marcha un nuevo proyecto que permitirá, después de un estudio arquitectánio, diversas reparaciones de tejados y drenajes, así como la musealizacián de la iglesia y su entorno.
- Fue declarada Monumento Nacional en 1886 después de una primera campaña de restauracián en 1874, a la que siguieron otras dos a finales del siglo XIX y varias actuaciones en la segunda mitad del XX.
- En la actualidad está en marcha un nuevo proyecto que permitirá, después de un estudio arquitectánio, diversas reparaciones de tejados y drenajes, así como la musealizacián de la iglesia y su entorno.
Entorno histórico
Según consta en la inscripción fundacional, hoy desaparecida pero de la que se conserva la trascripción que incluyó el padre Risco en el tomo XXXV de la España Sagrada dirigida por el padre Flores en el siglo XVIII, este monasterio fue fundado a finales del siglo IX, sobre una antigua iglesia visigoda abandonada después de la invasión árabe.
En ella se explicaba que, a finales del siglo IX, monjes cordobeses dirigidos por el abad Alfonso y con el apoyo de la monarquía asturiana, repoblaron el antiguo monasterio reconstruyendo la iglesia existente, pero que poco después, debido al crecimiento de la comunidad, que es de suponer estaría también formada por familias de seglares que acompañaban a los monjes en la repoblación, levantaron en un solo año una nueva iglesia – plazo bastante sorprendente para la época, dados el tamaño del edificio y la calidad de su decoración esculpida -, inaugurada por el Obispo Genadio de Astorga el 12 de diciembre del año 913, que ha llegado en muy buen estado hasta nuestros días.
Según consta en la inscripción fundacional, hoy desaparecida pero de la que se conserva la trascripción que incluyó el padre Risco en el tomo XXXV de la España Sagrada dirigida por el padre Flores en el siglo XVIII, este monasterio fue fundado a finales del siglo IX, sobre una antigua iglesia visigoda abandonada después de la invasión árabe.
En ella se explicaba que, a finales del siglo IX, monjes cordobeses dirigidos por el abad Alfonso y con el apoyo de la monarquía asturiana, repoblaron el antiguo monasterio reconstruyendo la iglesia existente, pero que poco después, debido al crecimiento de la comunidad, que es de suponer estaría también formada por familias de seglares que acompañaban a los monjes en la repoblación, levantaron en un solo año una nueva iglesia – plazo bastante sorprendente para la época, dados el tamaño del edificio y la calidad de su decoración esculpida -, inaugurada por el Obispo Genadio de Astorga el 12 de diciembre del año 913, que ha llegado en muy buen estado hasta nuestros días.
Descripción
La iglesia, es de tipo basilical, de 22 por 13,50m, de tres naves con tres ábsides, orientados canónicamente hacia el este, que tienen planta interior en forma de herradura pero de testero plano al exterior, con contrafuertes al estilo asturiano en las líneas de separación de los ábsides, como los existentes en San Salvador de Priesca. A lo largo de todo su costado sur existe un pórtico, de construcción en dos fases, ambas algo posteriores a la de la iglesia, soportado por doce arcos de herradura sobre columnas con capiteles, enmarcado todo el conjunto dentro de un alfiz. Su imagen exterior es la clásica de una basílica con pórtico pero que, a diferencia de la iglesias asturianas del mismo tipo, no presenta la fachada principal en el lado oeste sino que, según costumbre en la arquitectura mozárabe, la puerta principal, terminada en arco de herradura prolongado en 1/2 del radio, está dentro del pórtico, en el costado sur. Existían otras dos puertas, también laterales, en los extremos del crucero, de las que sólo se conserva la del costado sur.
También la estructura de su cobertura original era, vista desde el exterior, la habitual en las basílicas construidas durante el reinado de Alfonso III, como Santiago de Gobiendes, San Salvador de Priesca y San Salvador de Valdediós: tejado a dos aguas en la nave central y a un solo plano en las laterales y en el pórtico, ofreciendo su vista desde el costado sur un conjunto de planos paralelos que corresponden a las coberturas del pórtico, de la nave lateral y la de ese lado de la central. Actualmente su aspecto ha perdido parte de esa estética, posiblemente debido a una sustitución de su techumbre en el siglo XIV, pues los tejados de la nave central presentan en la actualidad una mayor inclinación de la que parece existió en su construcción, que posiblemente correspondería con las líneas de decoración en dientes de sierra que se observan en los muros este y oeste, algo más baja que la línea actual del tejado y perfectamente paralela a los de las naves laterales. Además, en alguna de las últimas obras de restauración se han sustituido los tejados independientes del pórtico y la nave sur, por uno de plano único que cubre los dos espacios, afeando la estética del edificio. En cuanto a la cabecera, presenta tejado a tres aguas en la capilla central y de un solo plano en las laterales, los tres de menor altura que la de la nave correspondiente, con la curiosa particularidad de que, como en las iglesias asturianas y en algunas visigodas, también existe una cámara aislada entre la cúpula y el tejado del ábside central. Los tejados de la nave y el ábside central terminan en aleros soportados por grandes modillones de rollos habituales en las iglesias mozárabes.
Diecisiete ventanas iluminaban el interior de la iglesia; seis a cada lado de la nave central, sobre las laterales, del mismo tamaño al exterior, aunque en el interior se observa que se alternan dos tipos de derrame, como sucede en San Cebrián de Mazote; otras tres en la cabecera, en el centro de cada ábside, y una en cada extremo de la nave central, situadas a gran altura, conservándose en la del lado este una bella celosía calada en piedra calcárea. También existe otra ventana muy interesante que se abre en el muro oeste del pórtico, formada por dos arcos de herradura prolongados en 2/3 del radio y enmarcados por un alfiz, todo ello tallado en una sola piedra, que se apoya en los costados y en una columna central con capitel y basa.
La técnica de construcción es pobre, en mampuesto pequeño, excepto en las esquinas, la capilla principal y el pórtico, hechos a base de sillares en hiladas, y sus muros son de muy poco espesor, comprendido entre los 46cm en los muros altos y los 75cm en las zonas de mayor esfuerzo, lo que indica que desde el inicio de su construcción se desechó abovedar las naves.
Semiadosada a la parte sur de la cabecera y al lateral oriental del porche existe una construcción románica de los siglos XI y XII, formada por una gran torre y una iglesia de una sola nave, que – afortunadamente – fue añadida en vez de sustituir, como en tantos otros casos, a la iglesia anterior.
Pero si interesante es su exterior, al entrar en la iglesia nos encontramos en un entorno realmente especial. Lo primero que llama la atención es la magnífica iluminación que proporcionan las doce ventanas laterales de la nave central, que permiten calibrar desde el primer momento el original conjunto de soluciones aportadas por los monjes de Córdoba en una de las primeras construcciones mozárabes en los reinos cristianos, a pesar de que la estructura básica de la iglesia sigue las mismas normas que todas las construcciones asturianas del reinado de Alfonso III el Magno, aunque sustituyendo los pilares por columnas en la separación de las naves.
Su interior se divide en tres áreas perfectamente diferenciadas. La primera es la zona basilical, formada por una nave central de 4,75m de anchura y dos laterales de 3m, separadas por conjuntos de seis arcos de herradura, apoyados sobre basas y columnas de mármol reutilizadas y capiteles, la mayoría de la época de construcción de la iglesia. La segunda es un una nave de crucero, de la misma anchura que la nave central y la misma longitud que el total de la anchura de las tres naves, por lo que, al estar incluido dentro de la misma cubierta, no se observa desde el exterior, pero que está perfectamente diferenciado en el interior, ya que cada compartimento lateral está separado del central y de las naves y ábsides laterales por arcos de herradura con canceles para aislar al clero de los fieles. Esta división se hace más evidente en la nave central, separada del crucero por un original iconostasis formado por tres arcos de herradura, del mismo tipo que los del resto de las naves que, mezclando líneas de arcos paralelas y perpendiculares, modifica sustancialmente el aspecto visual de la basílica, sea cual sea la situación del observador, y nos trae el recuerdo de la magnífica arquería de la mezquita de Córdoba. La última es la cabecera, formada por tres ábsides de la misma anchura que las naves, con planta interior en forma de herradura, más cerrados los dos laterales que el central y que comunican con el transepto por medio de arcos de herradura, siendo el del centro un gran arco triunfal. La diferenciación de los espacios está muy remarcada por los distintos tamaños de los arcos dependiendo de su situación, siendo el mayor el del ábside central y los menores los de las naves y el iconostasis, mientras que el resto de arcos entre las tres áreas del crucero y entre éstas y las naves y los ábsides laterales son de un tamaño intermedio. El resultado final es un conjunto mucho más compartimentado de lo que su aspecto exterior parece indicar, algo bastante habitual en la arquitectura religiosa mozárabe.
En cuanto a su cobertura, mientras las naves y el cuadrado del transepto tienen techumbre plana en madera, estando la central decorada con pinturas del siglo XV, el resto del edificio está abovedado utilizando técnicas provinientes de Al Andalus no conocidas en la arquitectura asturiana, ya que los compartimentos laterales del transepto disponen de bóvedas de arista mientras las de los tres ábsides son gallonadas de tres gajos más uno mayor situado en el lado que da al transepto, que tiene la forma de un cuarto de bóveda de aristas.
Pero lo que convierte a San Miguel de Escalada en el exponente fundamental del mozárabe leonés es la calidad y la cantidad de su decoración esculpida, que permite recorrer el camino trazado por la escultura mozárabe, desde sus orígenes basados en el arte visigodo con influencias de los tipos de capitel que encontramos en el último periodo asturiano, hasta la plenitud de los talleres mozárabes en el reino de León. Ya en la técnica de construcción de sus arcos, tanto interiores como del pórtico, encontramos un gran contraste con la utilizada en el resto del edificio. En efecto, a pesar de su complicada forma, en general con el extradós descentrado y apoyados directamente sobre los capiteles, ya que no suele existir cimacio, están formados por dovelas cuidadosamente talladas en piedra calcárea, con juntas de una perfección que demuestra una técnica muy depurada, sólo comparable en la España de esa época con la de la Mezquita de Córdoba. En cuanto a su decoración debemos considerar tres conjuntos muy diferenciados, pero los tres muy significativos y de una gran calidad:
- Frisos. Existen 25m de frisos que recorren el transepto y el ábside central, la mayoría en piedra, aunque también los hay en estuco en el iconostasis y la entrada a la capilla principal. En ellos se encuentran motivos heredados del arte visigodo como tallos ondulantes o pájaros picando racimos, con otros procedentes de la cultura islámica consistentes en figuras animales y vegetales, como palmeras y leones, y todo ello tratado de una forma más estilizada y flexible que en la escultura visigoda, recordando en algunos casos a la miniatura de los Beatos mozárabes.
- Canceles. Los compartimentos laterales del transepto estaban separados del central y de las naves y los ábsides laterales mediante canceles de piedra, de los que se han conservado ocho, siendo el resto reemplazados por canceles lisos del mismo tamaño. También parece posible que en los arcos laterales del iconostasis existieran otros dos canceles algo más pequeños. Su decoración, formada por dibujos geométricos, vegetales y animales, ordenados en general de forma simétrica en series verticales, están inspirados, como en el caso de los frisos, tanto en el arte visigodo – Quintanilla de las Viñas y San Pedro de la Nave fundamentalmente – como en el arte Omeya en Próximo Oriente y África, aunque no conocemos elementos de este tipo en Al Andalus. Uno de estos canceles, en un magnífico estado de conservación, esta situado en el tímpano de la iglesia románica adosada a nuestra basílica.
- Capiteles. Se pueden considerar construidos todos, excepto cinco de ellos, en la misma época que la parte de la iglesia en que están situados, aunque en algún caso se han tallado sobre elementos anteriores. Existen tres series muy diferentes de capiteles, en los que se puede seguir el desarrollo de la talla mozárabe en el reino de León.La primera serie está formada por cinco capiteles asturianos, posiblemente ramirenses, reutilizados. Dos de ellos están situados entre el transepto sur y su nave, otros dos en las dos columnas exentas de las naves más próximas a la cabecera y el quinto en la anterior del lado sur. Son de tipo corintio, de espesas hojas lisas, y algunos de ellos mutilados, recuerdan a los existentes en los pórticos de Santa Maria del Naranco y en el interior de Santa Cristina de Lena.En la segunda serie están incluidos el resto de capiteles del interior de la iglesia. Son de tipo propiamente mozárabe, todos ellos con collarín y en general con dos niveles de hojas lisas o con una fina nervadura central. Incluyen otros muchos tipos de elementos decorativos, siendo los más complejos los que soportan la iconostasis, y los más sencillos los dos existentes en el arco triunfal, que solo tienen una línea de hojas.Es en la última serie, se supone que unos 30 años posterior, en la que la escultura mozárabe llega a su mejor momento de madurez, está formada por los capiteles del pórtico, aunque los existentes en los siete arcos occidentales tienen características muy diferenciadas de los de los cinco restantes. Todos tienen collarín asturiano y están tallados a trépano, muy semejantes a los de Santiago de Peñalba, San Cebrián de Mazote y Santa María de Wamba.
Por el momento no se ha encontrado ninguna traza de la iglesia visigoda anterior, aunque dadas las características de la edificación mozárabe, de planta tan semejante a la clásica asturiana y tan diferente a las construcciones visigodas, añadido al hecho de que no se hayan encontrado en ella elementos estructurales anteriores, no parece probable que se encuentre debajo de la actual. Sin embargo en la última campaña de excavaciones se han descubierto al norte de la iglesia un conjunto de edificaciones de varias épocas, algunas de ellas contemporáneas de la misma, que parecen ser parte de las construcciones monacales del siglo X. No hay que olvidar que en San Miguel de Escalada posiblemente existió un “scriptorium“, que pudo producir uno de los Beatos más importantes de la miniatura mozárabe, que actualmente se encuentra en la Biblioteca Morgan de Nueva York.
Conclusiones
San Miguel de Escalada es un monumento de gran interés, no sólo por sus incuestionable valor desde el punto de vista artístico, sino también por lo que se puede interpretar en él en relación con todo el desarrollo del arte altomedieval español. En efecto, nos encontramos con un templo construido en pleno apogeo de la monarquía asturiana, que acaba de trasladar la corte a León y en la que aún se mantiene la presencia del rey como elemento fundamental en la fundación de nuevos monasterios y que, como en este caso nos resulta evidente, condiciona su diseño. Como ya hemos explicado, la estructura básica de la iglesia corresponde con gran exactitud al modelo que suponemos desarrollado en tiempos de Alfonso II y mantenido por Alfonso III en todas sus construcciones religiosas (Ver Características Generales del Arte Asturiano). Sin embargo el proyecto fue desarrollado por gentes que habían conservado durante dos siglos el espíritu ecléctico tan significativo en el arte durante la monarquía visigoda y que parece evidente se mantuvo también en el periodo mozárabe. Debido a ello, aún aceptando ese diseño básico impuesto, están tan poco acostumbradas a atenerse a prototipos fijos, que construyen un edificio claramente diferenciado y con una imagen interior muy distinta a la que encontramos en los monumentos asturianos inmediatamente anteriores, a la vez que modificaban también en un corto periodo de tiempo toda la estética de su escultura, lo que también harían con la iluminación de códices y, parece indudable, con la pintura. Desde ese punto de vista, podemos considerar que este monasterio marcó el cambio definitivo de estilo en el arte altomedieval español. En esta línea es interesante recordar que el modelo basilical asturiano no se repitió más que parcialmente en San Cebrián de Mazote, pero bastante modificado y con la gran diferencia de que esta iglesia disponía de dos ábsides contrapuestos.
Otra información de interés
Forma de Acceso: Salir de León por la carretera N-601 en dirección a Valladolid. A unos 15kms, después de Villarente. tomar la LE-213 en dirección a Gradefes. A unos 10kms está anunciada a la izquierda la desviación a San Miguel de Escalada, continuar unos 5kms. Total: 30kms.
La iglesia, es de tipo basilical, de 22 por 13,50m, de tres naves con tres ábsides, orientados canónicamente hacia el este, que tienen planta interior en forma de herradura pero de testero plano al exterior, con contrafuertes al estilo asturiano en las líneas de separación de los ábsides, como los existentes en San Salvador de Priesca. A lo largo de todo su costado sur existe un pórtico, de construcción en dos fases, ambas algo posteriores a la de la iglesia, soportado por doce arcos de herradura sobre columnas con capiteles, enmarcado todo el conjunto dentro de un alfiz. Su imagen exterior es la clásica de una basílica con pórtico pero que, a diferencia de la iglesias asturianas del mismo tipo, no presenta la fachada principal en el lado oeste sino que, según costumbre en la arquitectura mozárabe, la puerta principal, terminada en arco de herradura prolongado en 1/2 del radio, está dentro del pórtico, en el costado sur. Existían otras dos puertas, también laterales, en los extremos del crucero, de las que sólo se conserva la del costado sur.
También la estructura de su cobertura original era, vista desde el exterior, la habitual en las basílicas construidas durante el reinado de Alfonso III, como Santiago de Gobiendes, San Salvador de Priesca y San Salvador de Valdediós: tejado a dos aguas en la nave central y a un solo plano en las laterales y en el pórtico, ofreciendo su vista desde el costado sur un conjunto de planos paralelos que corresponden a las coberturas del pórtico, de la nave lateral y la de ese lado de la central. Actualmente su aspecto ha perdido parte de esa estética, posiblemente debido a una sustitución de su techumbre en el siglo XIV, pues los tejados de la nave central presentan en la actualidad una mayor inclinación de la que parece existió en su construcción, que posiblemente correspondería con las líneas de decoración en dientes de sierra que se observan en los muros este y oeste, algo más baja que la línea actual del tejado y perfectamente paralela a los de las naves laterales. Además, en alguna de las últimas obras de restauración se han sustituido los tejados independientes del pórtico y la nave sur, por uno de plano único que cubre los dos espacios, afeando la estética del edificio. En cuanto a la cabecera, presenta tejado a tres aguas en la capilla central y de un solo plano en las laterales, los tres de menor altura que la de la nave correspondiente, con la curiosa particularidad de que, como en las iglesias asturianas y en algunas visigodas, también existe una cámara aislada entre la cúpula y el tejado del ábside central. Los tejados de la nave y el ábside central terminan en aleros soportados por grandes modillones de rollos habituales en las iglesias mozárabes.
Diecisiete ventanas iluminaban el interior de la iglesia; seis a cada lado de la nave central, sobre las laterales, del mismo tamaño al exterior, aunque en el interior se observa que se alternan dos tipos de derrame, como sucede en San Cebrián de Mazote; otras tres en la cabecera, en el centro de cada ábside, y una en cada extremo de la nave central, situadas a gran altura, conservándose en la del lado este una bella celosía calada en piedra calcárea. También existe otra ventana muy interesante que se abre en el muro oeste del pórtico, formada por dos arcos de herradura prolongados en 2/3 del radio y enmarcados por un alfiz, todo ello tallado en una sola piedra, que se apoya en los costados y en una columna central con capitel y basa.
La técnica de construcción es pobre, en mampuesto pequeño, excepto en las esquinas, la capilla principal y el pórtico, hechos a base de sillares en hiladas, y sus muros son de muy poco espesor, comprendido entre los 46cm en los muros altos y los 75cm en las zonas de mayor esfuerzo, lo que indica que desde el inicio de su construcción se desechó abovedar las naves.
Semiadosada a la parte sur de la cabecera y al lateral oriental del porche existe una construcción románica de los siglos XI y XII, formada por una gran torre y una iglesia de una sola nave, que – afortunadamente – fue añadida en vez de sustituir, como en tantos otros casos, a la iglesia anterior.
Pero si interesante es su exterior, al entrar en la iglesia nos encontramos en un entorno realmente especial. Lo primero que llama la atención es la magnífica iluminación que proporcionan las doce ventanas laterales de la nave central, que permiten calibrar desde el primer momento el original conjunto de soluciones aportadas por los monjes de Córdoba en una de las primeras construcciones mozárabes en los reinos cristianos, a pesar de que la estructura básica de la iglesia sigue las mismas normas que todas las construcciones asturianas del reinado de Alfonso III el Magno, aunque sustituyendo los pilares por columnas en la separación de las naves.
Su interior se divide en tres áreas perfectamente diferenciadas. La primera es la zona basilical, formada por una nave central de 4,75m de anchura y dos laterales de 3m, separadas por conjuntos de seis arcos de herradura, apoyados sobre basas y columnas de mármol reutilizadas y capiteles, la mayoría de la época de construcción de la iglesia. La segunda es un una nave de crucero, de la misma anchura que la nave central y la misma longitud que el total de la anchura de las tres naves, por lo que, al estar incluido dentro de la misma cubierta, no se observa desde el exterior, pero que está perfectamente diferenciado en el interior, ya que cada compartimento lateral está separado del central y de las naves y ábsides laterales por arcos de herradura con canceles para aislar al clero de los fieles. Esta división se hace más evidente en la nave central, separada del crucero por un original iconostasis formado por tres arcos de herradura, del mismo tipo que los del resto de las naves que, mezclando líneas de arcos paralelas y perpendiculares, modifica sustancialmente el aspecto visual de la basílica, sea cual sea la situación del observador, y nos trae el recuerdo de la magnífica arquería de la mezquita de Córdoba. La última es la cabecera, formada por tres ábsides de la misma anchura que las naves, con planta interior en forma de herradura, más cerrados los dos laterales que el central y que comunican con el transepto por medio de arcos de herradura, siendo el del centro un gran arco triunfal. La diferenciación de los espacios está muy remarcada por los distintos tamaños de los arcos dependiendo de su situación, siendo el mayor el del ábside central y los menores los de las naves y el iconostasis, mientras que el resto de arcos entre las tres áreas del crucero y entre éstas y las naves y los ábsides laterales son de un tamaño intermedio. El resultado final es un conjunto mucho más compartimentado de lo que su aspecto exterior parece indicar, algo bastante habitual en la arquitectura religiosa mozárabe.
En cuanto a su cobertura, mientras las naves y el cuadrado del transepto tienen techumbre plana en madera, estando la central decorada con pinturas del siglo XV, el resto del edificio está abovedado utilizando técnicas provinientes de Al Andalus no conocidas en la arquitectura asturiana, ya que los compartimentos laterales del transepto disponen de bóvedas de arista mientras las de los tres ábsides son gallonadas de tres gajos más uno mayor situado en el lado que da al transepto, que tiene la forma de un cuarto de bóveda de aristas.
Pero lo que convierte a San Miguel de Escalada en el exponente fundamental del mozárabe leonés es la calidad y la cantidad de su decoración esculpida, que permite recorrer el camino trazado por la escultura mozárabe, desde sus orígenes basados en el arte visigodo con influencias de los tipos de capitel que encontramos en el último periodo asturiano, hasta la plenitud de los talleres mozárabes en el reino de León. Ya en la técnica de construcción de sus arcos, tanto interiores como del pórtico, encontramos un gran contraste con la utilizada en el resto del edificio. En efecto, a pesar de su complicada forma, en general con el extradós descentrado y apoyados directamente sobre los capiteles, ya que no suele existir cimacio, están formados por dovelas cuidadosamente talladas en piedra calcárea, con juntas de una perfección que demuestra una técnica muy depurada, sólo comparable en la España de esa época con la de la Mezquita de Córdoba. En cuanto a su decoración debemos considerar tres conjuntos muy diferenciados, pero los tres muy significativos y de una gran calidad:
- Frisos. Existen 25m de frisos que recorren el transepto y el ábside central, la mayoría en piedra, aunque también los hay en estuco en el iconostasis y la entrada a la capilla principal. En ellos se encuentran motivos heredados del arte visigodo como tallos ondulantes o pájaros picando racimos, con otros procedentes de la cultura islámica consistentes en figuras animales y vegetales, como palmeras y leones, y todo ello tratado de una forma más estilizada y flexible que en la escultura visigoda, recordando en algunos casos a la miniatura de los Beatos mozárabes.
- Canceles. Los compartimentos laterales del transepto estaban separados del central y de las naves y los ábsides laterales mediante canceles de piedra, de los que se han conservado ocho, siendo el resto reemplazados por canceles lisos del mismo tamaño. También parece posible que en los arcos laterales del iconostasis existieran otros dos canceles algo más pequeños. Su decoración, formada por dibujos geométricos, vegetales y animales, ordenados en general de forma simétrica en series verticales, están inspirados, como en el caso de los frisos, tanto en el arte visigodo – Quintanilla de las Viñas y San Pedro de la Nave fundamentalmente – como en el arte Omeya en Próximo Oriente y África, aunque no conocemos elementos de este tipo en Al Andalus. Uno de estos canceles, en un magnífico estado de conservación, esta situado en el tímpano de la iglesia románica adosada a nuestra basílica.
- Capiteles. Se pueden considerar construidos todos, excepto cinco de ellos, en la misma época que la parte de la iglesia en que están situados, aunque en algún caso se han tallado sobre elementos anteriores. Existen tres series muy diferentes de capiteles, en los que se puede seguir el desarrollo de la talla mozárabe en el reino de León.La primera serie está formada por cinco capiteles asturianos, posiblemente ramirenses, reutilizados. Dos de ellos están situados entre el transepto sur y su nave, otros dos en las dos columnas exentas de las naves más próximas a la cabecera y el quinto en la anterior del lado sur. Son de tipo corintio, de espesas hojas lisas, y algunos de ellos mutilados, recuerdan a los existentes en los pórticos de Santa Maria del Naranco y en el interior de Santa Cristina de Lena.En la segunda serie están incluidos el resto de capiteles del interior de la iglesia. Son de tipo propiamente mozárabe, todos ellos con collarín y en general con dos niveles de hojas lisas o con una fina nervadura central. Incluyen otros muchos tipos de elementos decorativos, siendo los más complejos los que soportan la iconostasis, y los más sencillos los dos existentes en el arco triunfal, que solo tienen una línea de hojas.Es en la última serie, se supone que unos 30 años posterior, en la que la escultura mozárabe llega a su mejor momento de madurez, está formada por los capiteles del pórtico, aunque los existentes en los siete arcos occidentales tienen características muy diferenciadas de los de los cinco restantes. Todos tienen collarín asturiano y están tallados a trépano, muy semejantes a los de Santiago de Peñalba, San Cebrián de Mazote y Santa María de Wamba.
Por el momento no se ha encontrado ninguna traza de la iglesia visigoda anterior, aunque dadas las características de la edificación mozárabe, de planta tan semejante a la clásica asturiana y tan diferente a las construcciones visigodas, añadido al hecho de que no se hayan encontrado en ella elementos estructurales anteriores, no parece probable que se encuentre debajo de la actual. Sin embargo en la última campaña de excavaciones se han descubierto al norte de la iglesia un conjunto de edificaciones de varias épocas, algunas de ellas contemporáneas de la misma, que parecen ser parte de las construcciones monacales del siglo X. No hay que olvidar que en San Miguel de Escalada posiblemente existió un “scriptorium“, que pudo producir uno de los Beatos más importantes de la miniatura mozárabe, que actualmente se encuentra en la Biblioteca Morgan de Nueva York.
Conclusiones
San Miguel de Escalada es un monumento de gran interés, no sólo por sus incuestionable valor desde el punto de vista artístico, sino también por lo que se puede interpretar en él en relación con todo el desarrollo del arte altomedieval español. En efecto, nos encontramos con un templo construido en pleno apogeo de la monarquía asturiana, que acaba de trasladar la corte a León y en la que aún se mantiene la presencia del rey como elemento fundamental en la fundación de nuevos monasterios y que, como en este caso nos resulta evidente, condiciona su diseño. Como ya hemos explicado, la estructura básica de la iglesia corresponde con gran exactitud al modelo que suponemos desarrollado en tiempos de Alfonso II y mantenido por Alfonso III en todas sus construcciones religiosas (Ver Características Generales del Arte Asturiano). Sin embargo el proyecto fue desarrollado por gentes que habían conservado durante dos siglos el espíritu ecléctico tan significativo en el arte durante la monarquía visigoda y que parece evidente se mantuvo también en el periodo mozárabe. Debido a ello, aún aceptando ese diseño básico impuesto, están tan poco acostumbradas a atenerse a prototipos fijos, que construyen un edificio claramente diferenciado y con una imagen interior muy distinta a la que encontramos en los monumentos asturianos inmediatamente anteriores, a la vez que modificaban también en un corto periodo de tiempo toda la estética de su escultura, lo que también harían con la iluminación de códices y, parece indudable, con la pintura. Desde ese punto de vista, podemos considerar que este monasterio marcó el cambio definitivo de estilo en el arte altomedieval español. En esta línea es interesante recordar que el modelo basilical asturiano no se repitió más que parcialmente en San Cebrián de Mazote, pero bastante modificado y con la gran diferencia de que esta iglesia disponía de dos ábsides contrapuestos.
Otra información de interés
Forma de Acceso: Salir de León por la carretera N-601 en dirección a Valladolid. A unos 15kms, después de Villarente. tomar la LE-213 en dirección a Gradefes. A unos 10kms está anunciada a la izquierda la desviación a San Miguel de Escalada, continuar unos 5kms. Total: 30kms.
Coordenadas GPS: 42º 34′ 16″N 5º 18′ 10″W.
Teléfono de Información: Ayuntamiento de Gradefes en la C/ Consistorio, 2 24160 Gradefes (León). Teléfono: 987.333.153. También se puede contactar con la guardesa: Isidora, tfno: 609.859.810.
Horario de visitas: De octubre a abril, de miércoles a sábado de 10 a 14 horas y de 16 a 18. De mayo a septiembre, también de miércoles a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 20 horas. Los domingos tan solo abre de 10 a 15 y los lunes y martes permanece cerrado.
Coordenadas GPS: 42º 34′ 16″N 5º 18′ 10″W.
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Horario de visitas: De octubre a abril, de miércoles a sábado de 10 a 14 horas y de 16 a 18. De mayo a septiembre, también de miércoles a sábado, de 10 a 14 y de 17 a 20 horas. Los domingos tan solo abre de 10 a 15 y los lunes y martes permanece cerrado.
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Bibliografía
Imagen del Arte Mozárabe; José Fernández Arenas
SUMMA ARTIS: Tomo VIII
L’Art Préroman Hispanique – L’Art Mozarabe: Jacques Fontaine(ZODIAQUE)
Arte y Arquitectura en España 500/1250: Joaquín Yarza
Historia de España de Menéndez Pidal: Tomo VI
Historia de España de Menéndez Pidal: Tomo VII: Claudio Sánchez Albornoz
Portales
Imagen del Arte Mozárabe; José Fernández Arenas
SUMMA ARTIS: Tomo VIII
SUMMA ARTIS: Tomo VIII
L’Art Préroman Hispanique – L’Art Mozarabe: Jacques Fontaine(ZODIAQUE)
Arte y Arquitectura en España 500/1250: Joaquín Yarza
Historia de España de Menéndez Pidal: Tomo VI
Historia de España de Menéndez Pidal: Tomo VII: Claudio Sánchez Albornoz
Historia de España de Menéndez Pidal: Tomo VI
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