viernes, 30 de junio de 2017

Óbolo de San Pedro




Óbolo de San Pedro



El Denario u Óbolo de San Pedro (en latín denarius Sancti Petri) son las donaciones de las diócesis y cristianos católicos del mundo entero al Papa de Roma. Es una colecta efectuada todo los años en todas las comunidades católicas, en la “Jornada mundial de la caridad del Papa”, el 29 de junio o el domingo más próximo a la solemnidad de San Pedro y San Pablo. Desde el siglo VIII hasta 1534 fue una contribución aportada desde Inglaterra para la Santa Sede. Bajo el Pontificado del Pío IX, se retoma el nombre para designar una contribución voluntaria de los fieles al Papa.
En 2011, el Óbolo de San Pedro recogió donativos por un total de 69,7 millones de USD

Historia

Históricamente nace tras la conversión de los anglosajones a finales del siglo VIII. Decidieron enviar de manera estable una contribución anual al Papa. Así nació el “Denarius Sancti Petri” (Limosna a San Pedro), que pronto se difundió por los países europeos. Esta costumbre fue regulada de manera orgánica por el Papa Pío IX en la Encíclica “Saepe Venerabilis” (5 de agosto de 1871).[cita requerida]
Sobre esta donación ha dicho el Papa Benedicto XVI: "El Óbolo de San Pedro es la expresión más típica de la participación de todos los fieles en las iniciativas del Obispo de Roma en beneficio de la Iglesia universal. Es un gesto que no sólo tiene valor práctico, sino también una gran fuerza simbólica, como signo de comunión con el Papa y de solicitud por las necesidades de los hermanos; y por eso vuestro servicio posee un valor muy eclesial". En un documento reciente para los Obispos, se les recuerda el cuidado que deben tener de mantener esta aportación: "El Obispo no descuide tampoco la particular colecta denominada Óbolo de San Pedro, destinada a hacer posible que la Iglesia de Roma pueda cumplir válidamente su oficio de presidencia en la caridad universal".

Obras realizadas

Entre las obras realizadas recientemente gracias al Óbolo de San Pedro, se encuentran la Ciudad de los Muchachos «Nazareth» en Mbare (Ruanda), el hospital San Vicente de Paola en Sarajevo, la aldea para huérfanos del sida en Kenia, el hospital «Redemptoris Mater» en Armenia, las actividades de la Fundación «Populorum progressio» para los campesinos y los indígenas de Latinoamérica y de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel.

Ciudad de los Muchachos

La Ciudad de los Muchachos (en inglés, Boys Town), anteriormente Ciudad de los Muchachos y las Muchachas (en inglés, Girls and Boys Town) y Hogar de los Muchachos del padre Flanagan (en inglés, Father Flanagan's Boys' Home), es una organización sin ánimo de lucro dedicada al cuidado de hijos y familias, con la sede central nacional en la villa de Boys Town (Nebraska). La propiedad fue listada en el Registro Nacional de Lugares Históricos y fue designada como un Hito Histórico Nacional el 4 de febrero de 1985.
La primera Ciudades de los Muchachos fue fundada como un orfanato de muchachos en diciembre de 1917 por Edward J. Flanagan, un sacerdote católico que trabajó en Omaha. La «Ciudad de los Muchachos» lideró el desarrollo de nuevos métodos de cuidado a jóvenes en los Estados Unidos del siglo XX, enfatizando la preparación social como un modelo para los hogares públicos de los muchachos en todo el mundo.

El decálogo del Papa Francisco para alcanzar la felicidad



El decálogo del Papa Francisco para alcanzar la felicidad


DecalogoFelicidadPapaFrancisco



Vivir y dejar vivir, compartir el domingo en familia, jugar con los niños y darse a los demás. Estos son algunos consejos del Papa Francisco


¿Cuántas veces te has preguntado: "Yo sólo quiero ser feliz"? ¿Cuántas veces le has dicho a otra persona, "Sólo quiero que seas feliz"? ¿Te has detenido a considerar exactamente qué significa la felicidad? ¿En qué se basa, exactamente, esta felicidad que tú estás buscando? Es importante saber que algunas veces es difícil que los deseos de felicidad se hagan realidad si no estás raealmente claro sobre lo que significa la felicidad
Muchas personas creen que la felicidad es la diversión en una gran fiesta, la emoción de experimentar nuevas sensaciones, la emoción y la pasión de de disfrutar del sexo con tu cónyuge o deleitarse con los placeres de una buena comida. Estas pueden ser experiencias maravillosas y que pueden ser apreciadas, pero no son la felicidad.
Vivir y dejar vivir a los demás, cuidar la naturaleza, compartir el domingo en familia y jugar con los niños. Olvidarse de lo negativo y darse a los demás. Estos son algunos de los consejos que nos ha regalado el Papa Francisco en su decálogo para ser feliz publicado por Pablo Calvo en su entrevista al Pontífice para la revista argentina "Viva".
¿Cuál es la fórmula de la felicidad?, preguntó el periodista. Y luego dice: "El Papa Francisco no esquiva la pregunta, en esta respuesta puntual y en el resto de la charla, se anima a ensayar una receta para ser feliz".
A continuación te presentamos estos diez pequeños consejos que parecen ser parte de esa receta que se nos hace bastante complicado de alcanzar en nuestro camino de vida, pero que el Santo Padre invita y hace un llamado fraterno al pueblo de Dios y al mundo entero, a practicarlo en la cotidianidad de nuestros actos

1. Vive y deja vivir

Acá los romanos tienen un dicho y podríamos tomarlo como un hilo para tirar de la fórmula esa que dice: "Anda adelante y deja que la gente vaya adelante". Viví y dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad.

2. Darse a los demás

Si uno se estanca, corre el riesgo de ser egoísta. Y el agua estancada es la primera que se corrompe.

3. Moverse remansadamente

En Don Segundo Sombra hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. El protagonista. Dice que de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo Güiraldes, ese último adjetivo, remansado.
La capacidad de moverse con benevolencia y humildad, el remanso de la vida. Los ancianos tienen esa sabiduría, son la memoria de un pueblo. Y un pueblo que no cuida a sus ancianos no tiene futuro.

4. Jugar con los chicos

El consumismo nos llevó a esa ansiedad de perder la sana cultura del ocio, leer, disfrutar del arte. Ahora confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá joven le preguntaba: "¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?" Y era una pregunta que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una cultura sana.
Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a veces cuando sus hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo.

5. Compartir los domingos con la familia

El otro día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable. El domingo es para la familia”.

6. Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo

Hay que ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da el llevar el pan a casa.

7. Cuidar la naturaleza

Hay que cuidar la creación y no lo estamos haciendo. Es uno de los desafíos más grandes que tenemos.

8. Olvidarse rápido de lo negativo

La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo negativo es sano.

9. Respetar al que piensa distinto

Podemos inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza: "Yo dialogo contigo para convencerte", no. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo.

10. Buscar activamente la paz

Estamos viviendo en una época de mucha guerra. En África parecen guerras tribales, pero son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz activa.

https://issuu.com/promovision1/docs/ser_feliz_papa/2

https://www.google.es/search?q=ser+feliz+papa+francisco&tbm=isch&imgil=Cd22AcNE4r-fJM%253A%253Beh7tzBrLwTVNLM%253Bhttps%25253A%25252F%25252Fissuu.com%25252Fpromovision1%25252Fdocs%25252Fser_feliz_papa&source=iu&pf=m&fir=Cd22AcNE4r-fJM%253A%252Ceh7tzBrLwTVNLM%252C_&usg=__2oTt4sZrsWd9rHHRM2kIowkLd-8%3D&biw=1024&bih=638&ved=0ahUKEwjz9fvp_eXUAhWBWRoKHUSPCg4QyjcIQA&ei=dHtWWfNrgbNpxJ6qcA#imgrc=Cd22AcNE4r-fJM:

CARTA ENCÍCLICA
"LAUDATO SI"DEL SANTO PADRE
FRANCISCOSOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN


 http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html


miércoles, 28 de junio de 2017

Florence Nightingale (fundadora de los modernos cuerpos de enfermeras)






Florence Nightingale



Florence Nightingale
Florence Nightingale fue mucho más que una dama con una lámpara. La leyenda de la santa enfermera a veces oculta la verdad: que su genio matemático fue lo que realmente salvó tantas vidas.
Su ambición la llevó al infernal mundo de la Guerra de Crimea y, como consecuencia, por un camino que terminó transformado la enfermería y los hospitales.
Nació en la ciudad italiana de Florencia, y de ahí su nombre, pero creció en pintorescas casas de campo inglesas con su hermana mayor Parthenope.
La criaron al estilo de la clase media alta de la época, que incluía una extensiva educación impartida en casa por su padre, quien les enseñó a sus hijas los clásicos, filosofía y lenguas modernas.
Florence se destacaba en matemáticas y ciencia.
Su afición por registrar y organizar información se notó desde una edad temprana, cuando documentó su enorme colección de conchas del mar con listas y tablas diseñadas con mucha precisión.

Florence oye a Dios

Los Nightingales llevaron sus hijas a una gira por Europa, una costumbre de la época cuya función era educar y refinar a las mujeres del siglo XIX.
Pero en el caso de Florence, el viaje sirvió más bien para que se siguiera desarrollando su poco convencional personalidad, como demuestran sus escritos en su diario de viaje. Registraba detalles sobre las estadísticas de población, hospitales y otras instituciones de caridad.
A pesar de que su madre se oponía, recibió después más clases de matemáticas. Pero su principal rebelión estaba por venir.
En 1837 se convenció de que Dios la había "llamado" a su servicio…

"Dios me habló y me llamó a su servicio. La voz no dijo qué tipo de servicio era"

Florence era una joven atractiva, inteligente y rica. No había duda de que llegarían pretendientes, pero ella tenía sus propios planes.
Su familia esperaba que se casara con un hombre apropiado pero la idea de una vida doméstica a ella la dejaba fría.
Para 1844 ya había decidido que su vocación era la enfermería y les propuso a sus padres que se entrenaría en Salisbury. Ellos se negaron. Desde su punto de vista, la enfermería era un trabajo bajo e inmodesto que debían hacer los pobres o los sirvientes, por lo que era una ocupación completamente inadecuada para una mujer del estatus social de su hija.
Florence perseveró. En 1849, tras un largo período de cortejo, hasta rechazó una propuesta de matrimonio, convencida de que su destino no era casarse.
No anticipo que los episodios de amor serán frecuentes en su vida"
Madre de Florence, en 1838
1853

El logro

Nada desviaba a Florence de su misión: quería ser enfermera, de manera que desafiando a sus padres, continuaba visitando hospitales en París, Roma y Londres.
En 1850 su padre finalmente se dio por vencido y le permitió entrenarse como enfermera en Alemania. A su hermana le quedó tan difícil aceptar que Florence era tan independiente que sufrió una crisis nerviosa en 1852. Eso la forzó a volver a cuidarla. Pero en agosto de 1853 finalmente logró lo que quería: fue nombrada superintendente en un hospital de mujeres en Harley Street, Londres.
Después de casi una década, colmó su ambición de convertirse en enfermera.
1854

El llamado de Crimea

Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenGETTY
Image captionCada uno la pintaba como se la imaginaba.
La Guerra de Crimea estalló en 1853. Las historias que aparecían en los diarios eran de horror por las terribles condiciones de los hospitales del ejército británico.
Sidney Herbert, el secretario de Estado en Guerra, conocía muy bien a Florence. Por ello le encargó llevar a 38 enfermeras al hospital militar en Scutari, en Turquía.
Fue la primera vez que se les permitió a mujeres servir oficialmente en el ejército.
Cuando Florence llegó, el hospital de campaña estaba imposiblemente sucio, con el piso cubierto por una capa de heces.
Puso a sus enfermeras a limpiar el lugar y a asegurarse de que los soldados estuvieran alimentados y vestidos apropiadamente. Por primera vez, las tropas regulares fueron tratadas con decencia y respeto.
1855

Aumenta el número de muertos

Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenGETTY
Image captionNada de lo que hacía mejoraba la situación.
Ni los mejores esfuerzos pudieron reducir el total de muertes, que aumentaba sin cesar y alcanzó 4.000 en un solo invierno.
Aunque Florence había logrado que el hospital fuera más eficiente, no era menos mortal.
En la primavera de 1855, el gobierno británico envió una comisión sanitaria para investigar las condiciones en Scutari. Descubrió que el hospital de militar estaba construido sobre una cloaca, por lo que los pacientes estaban tomando agua contaminada.
La solución fue limpiar los vertederos contaminantes y mejorar la ventilación en ese hospital y otros.
Y el resultado: menos muertos.
1855

La dama de la lámpara

Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenGETTY
Image captionSu labor la convirtió en una heroína.
Cuando un retrato de Florence llevando una lámpara y atendiendo pacientes apareció en los diarios, rápidamente se ganó un ejército de fans.
Su trabajo en Scutari para mejorar las condiciones de vida de los soldados en los hospitales fue aplaudido tanto por la prensa como por el público.
Su familia tuvo que lidiar con un mar de poemas que le enviaban a Florence –el equivalente victoriano de correo de fanáticos- y la imagen de la "dama de la lámpara" fue impresa en bolsos y souvenires.
Pero a Florence no le entusiasmaba la celebridad. Aunque al retornar a casa la recibieron como una heroína, mantuvo un bajo perfil viajando bajo el pseudónimo de Miss Smith.
1856

A trabajar

No fue sino hasta después de que procesó todo lo que había aprendido en Scutari que Florence usó su fama como una poderosa arma en su misión de salvar vidas.
Atormentada por la horrenda pérdida de vidas, Florence se reunió con una de sus más grandes fans: la reina Victoria. Con su respaldo, persuadió al gobierno de establecer una comisión para investigar la salud del ejército.
El reconocido estadístico William Farr y John Sutherland, de la comisión sanitaria, le ayudaron a analizar vastas cantidades de datos complejos, y la verdad que revelaron fue impactante: la causa de 16.000 de las 18.000 muertes no fueron heridas sufridas en batallas sino enfermedades prevenibles, cuyo contagio se debía a la falta de higiene.
1857

Florence revela la verdad

Diagrama de la rosa
Image captionUn diagrama para demostrar que los hospitales -así como estaban- eran más mortales que la guerra.
Florence sabía que su talento para la estadística no sería suficiente para asegurar que el informe tuviera efecto. Había llegado el momento de probar sus habilidades para la comunicación.
En vez de presentar listas o tablas, representó los números de muertes en una manera para entonces revolucionaria.
Su "diagrama de la rosa" –un gráfico circular- mostraba la aguda caída en las fatalidades que se dio tras la labor de la comisión sanitaria: habían bajado 99% en un solo año.
El diagrama era tan fácil de entender que fue publicado en muchos lugares y el público comprendió cuál era la falla del ejército y cuán urgente era el cambio.
Gracias a la obra de Florence se establecieron nuevos departamentos –de medicina, ciencia sanitaria y estadística- en el ejército, para mejorar el cuidado de la salud.

Debe transimitir a través de los ojos lo que no logramos comunicarle al público a través de sus oídos resistentes a las palabras"
Florence Nightingale hablando de su diagrama rosa
1859

Las campañas de Florence

Carta de Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenBBC WORLD SERVICE
Image captionNunca dejó de escribirle a quienes tenían poder de decisión para presionar por el cambio.
En 1859 publicó sus más famosos libros, "Notas sobre enfermería" y "Notas sobre hospitales", y el año siguiente se fundó una escuela de enfermería en su nombre.
Su trabajo durante las décadas siguientes ayudó a establecer a la enfermería como una carrera respetable para las mujeres y a mejorar los hospitales, para que se volvieran lugares limpios y espaciosos en los que los pacientes se pudieran recuperar.
Pero mientras hacía campaña, su propia salud se fue deteriorando.
Se cree que en Crimea contrajo brucelosis crónica, una infección que causa fiebre, depresión y dolor extremo. Frágil y aislada, lucho por mejorar los servicios sanitarios examinando datos estadísticos desde su lecho de enferma, realizando trabajos pioneros que se propagaron por el mundo.
1870

Salud para todos

Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenGETTY
Image captionA las enfermeras las empezaron a llamar "ruiseñores" pues el apellido de Florence significa "ruiseñor".
Florence estaba enferma pero era rica, de manera que podía pagar por medicina privada. Pero estaba consciente de que la mayoría de sus contemporáneos victorianos no podían darse ese lujo.
Los pobres sólo podían cuidarse entre ellos. Su libro "Notas sobre enfermería" intentaba educar a la gente sobre la manera de atender a los familiares y vecinos enfermos, pero ella quería hacer más por los menos pudientes de la sociedad.
Envió enfermeras entrenadas a las casas de trabajo para ayudar a darle tratamiento a los necesitados.
Ese intento por hacer que el cuidado médico estuviera al alcance de todos, sin importar clase o sueldo, sirvió como precursor para el Servicio Nacional de Salud, del que hasta hoy en día se vanagloria Reino Unido, el cual fue fundado 40 años después de su muerte.
Para la década de 1880, el conocimiento científico había avanzado de manera que respaldaba aún más las ideas reformistas de Florence.
Como muchos practicantes de la medicina, para ese entonces ella también aceptaba la teoría de los gérmenes o teoría microbiana de la enfermedad.
1910

Muerte de Florence

Estatua de Florence NightingaleDerechos de autor de la imagenGETTY
Image captionSu legado es extraordinario, no sólo por su trabajo pionero en enfermería y estadística, sino por inspirar al fundador de la Cruz Roja y autor de las propuestas para la Convención de Ginebra, y al movimiento feminista.
Antes de que muriera, a los 90 años, Florence fue la primera mujer en recibir la Orden de Mérito de Reino Unido, una recompensa por servicios extraordinarios en el ámbito del ejército, la ciencia, el arte o la literatura.
La niña terca con una bien documentada colección de conchas había logrado más de lo imaginado en un campo que había sido considerado inapropiado para las mujeres de su clase.
A pesar de haber sido a menudo una voz femenina solitaria en la sociedad victoriana, gracias a su talento para la comunicación y sus dotes matemáticas ayudó a revolucionar los cuidados sanitarios castrenses y civiles y salvó a miles de una muerte macabra.


(Florencia, 1820 - Londres, 1910) Enfermera inglesa, pionera de la enfermería profesional moderna. Hasta mediados del siglo XIX, la atención a los enfermos en los hospitales de campaña era prácticamente nula, y las condiciones de hacinamiento y la carencia de salubridad en los mismos eran causa de gran número de defunciones. La meritoria labor de Florence Nightingale, considerada como la fundadora de los modernos cuerpos de enfermeras, supuso una notable mejora en la organización de los hospitales.

Florence Nightingale
Procedente de una familia rica, Florence Nightingale rechazó la cómoda vida social a la que estaba destinada para trabajar como enfermera desde 1844. Motivada por sus deseos de independencia y por sus convicciones religiosas, se enfrentó a su familia y a los convencionalismos sociales de la época para buscar una cualificación profesional que le permitiera ser útil a sus semejantes.
En 1853 llegó a ser supervisora de enfermeras de un hospital de caridad de Londres, en el que introdujo eficientes innovaciones técnicas y de organización; con su trabajo empezó a superarse el modelo asistencial tradicional, basado en los buenos sentimientos y en el sectarismo religioso, y a sustituirse por una asistencia sanitaria científica, la cual precisaba una rigurosa formación del personal de enfermería.
En 1854-56 se hizo famosa organizando un servicio de enfermeras para los soldados británicos de la Guerra de Crimea: en el hospital de campaña de Usküdar o Escútari (Turquía) consiguió mejoras sanitarias espectaculares, enfrentándose a los prejuicios de los médicos militares y a la pobreza de medios con que el ejército solía tratar a los soldados. Regularmente visitaba a los heridos durante la noche, lo que le valió el sobrenombre de «la dama de la lámpara».
A su regreso a Inglaterra, aprovechó esa popularidad para ejercer influencia en las altas esferas del poder, logrando el apoyo de la reina Victoria I. Publicó un exhaustivo informe titulado Notas sobre la sanidad, la eficacia y la administración hospitalaria en el ejército británico (1858), y, desplegando una actividad frenética, consiguió la reforma de la sanidad militar británica, la extensión progresiva de su modelo a la sanidad civil, la introducción de reformas sanitarias en la India y la creación de una escuela de enfermeras (1860). Desde 1861, sin embargo, permaneció retirada por problemas de salud, consecuencia del esfuerzo desplegado durante la Guerra de Crimea.

Tiempo libre y tiempo para ser más libres (Emilio Avilés)




Tiempo libre y tiempo para ser más libres


Entendamos ese tiempo libre de descanso y ocio como una maravillosa ocasión, para poder educarnos mejor en el recto uso de la libertad


Por: Emilio Avilés Cutillas 
 Fuente: http://www.forumlibertas.com 


Nuestro tiempo libre, si nos descuidamos, se hace tiempo esclavo, de hacer cada vez más cosas y más difíciles.

En nuestras sociedades desarrolladas, se extiende cada vez más el llamado tiempo libre o de ocio. Y es que, entre las intensas ocupaciones de estudio y trabajo, existe un tiempo precioso en el cual nos habremos planteado infinidad de veces: ¿Qué hacer?, ¿cómo disfrutarlo mejor? , ¿cómo conseguir un “intenso” descanso en familia o con los amigos? Ahora, en tiempo de vacaciones, nos interesa todavía más afinar en esta cuestión.

Para ello es clave conocernos bien a nosotros mismos. Saber el tiempo que necesitamos para reposar y qué actividades culturales, aficiones, deportes, etc., nos descansan realmente. Hemos de ser conscientes que el cine y la televisión, la música, el deporte y los espectáculos artísticos diversos, son grandes medios de transmisión y expresión de cultura y sensibilidad, de información, salud y descanso. No obstante, importa mucho reconocerlos como medios para nuestra felicidad, no son un fin en sí mismos.

Sabemos, seguro, que la diversión no es el fin último de la existencia humana. Pero os animo a pensar, por ejemplo, en el miedo que nos produce el aburrimiento. Tanto, que a veces decimos: “Voy a distraerme con la televisión”. Entonces, nos “rebozamos” de superficialidad y ficción. Después, con muy poco esfuerzo realizado, ya no se nos nota la soledad -¡o sí!-, ni incluso la falta de felicidad.

¿Dónde deberíamos estar? Pues en el justo medio: Cuando los miembros de una familia, o de un grupo de amigos se reúnen para las mismas actividades, para compartir las mismas ilusiones y “aventuras”, consiguen sentir parecido, disfrutan de la convivencia, se enriquecen con el trato personal, que hace mejorar a cada persona y al grupo. Ya no es tan importante qué sofisticada actividad estoy realizando. Valoramos más con quién estamos y cómo nos ocupamos en hacerlos felices con nuestra buena compañía.

Sí, sí, me diréis, pero lo cierto es que todos necesitamos reponer fuerzas, cambiar de actividad, reposar de los afanes de cada día. ¡Evidente! Como también es evidente, que tenemos sentimientos y deseos encontrados, cuando de distribuir tiempos se trata. Vivimos luchas tremendas. Tal vez habremos hablado con los amigos o los hijos de la necesidad de equilibrar el tiempo dedicado al trabajo y al descanso. Somos conscientes que es necesario encontrar momentos para hacer cosas estupendas, tiempo para nosotros y tiempo para los demás, y que no siempre sabemos administrarlo de la mejor manera.

Ahora, en el tiempo de vacaciones o previo a disfrutarlas, considero muy sensato pensar y valorar si elegimos el descanso que más nos apetece, con verdadera libertad. Ya sabemos que ser libres no es exactamente poder elegir caprichosamente. Es, más bien, ser dueños de nosotros mismos para saber ver la opción mejor, la que mejor nos conviene, y dirigirnos hacia ella.

Entendamos ese tiempo libre de descanso y ocio como una maravillosa ocasión, para poder educarnos mejor en el recto uso de la libertad. A última hora, será un ejercicio de muchas y diversas virtudes humanas –valores puestos por obra- como son: prudencia, justicia, fortaleza, templanza, generosidad, sinceridad, lealtad, laboriosidad,…

Pero, tal como está la cultura dominante en la que hemos de “navegar” en este siglo XXI, importa mucho que nosotros y nuestros hijos, amigos, familiares, conocidos, etc., busquemos, con determinación, desarrollarnos en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un estilo de vida sencillo y austero. De lo contrario, nuestra noción de la realidad, de lo que realmente importa, quedará desnaturalizada.

Tan es así, que nuestro tiempo libre, si nos descuidamos, se convierte en tiempo esclavo. Esclavo de hacer cada vez más cosas, cosas cada vez más difíciles, sin profundizar en las aficiones, todo cada vez más rápido, viajes cada vez más lejos,…

¡Qué bien sabemos, que lo que nos da la mayor satisfacción cualquier día del año, festivo o de labor, no es lo sofisticado o exitoso de una actividad! La verdadera clave estará en la conversación alegre, los detalles de servicio, el trato cordial mutuo, la presencia cercana de las personas queridas, …

Pues ¡ea!, consigamos entre todos, que esa felicidad nunca esté de vacaciones.